Jean Baudrillard llama a esta la era de la simulación (imagen) y simulacro (signo) -como si fueran espejos fragmentados- que es una "una ilusión realista, mimética, hologramática, que acaba con el juego de la ilusión mediante el juego de la reproducción, de la reedición de lo real; no apunta más que a la exterminación de lo real por su doble."